Un aspecto fundamental de la evaluación es constatar el grado de adecuación de la metodología con respecto a la consecución de los objetivos generales y de las competencias básicas. Se trata, en definitiva, de evaluar si las estrategias didácticas que estamos poniendo en funcionamiento están favoreciendo o dificultando el aprendizaje de nuestros alumnos/as. Son muchos los aspectos que debemos tener en cuenta a la hora de evaluar la metodología seguida durante el desarrollo de un proyecto, como por ejemplo:
01. Tipos de agrupamiento empleados.
02. Carácter lúdico de las actividades ofertadas.
03. Trabajo individual vs trabajo en equipo.
04. Presentación de actividades en formatos atractivos e interactivos, que despierten la curiosidad y el interés de los alumnos/as.
05. Secuenciar y distribuir adecuadamente los tiempos de trabajo en cada sesión, intercalando descansos oportunos, que mejoren el rendimiento del alumnado.
06. Grado de adaptación de las actividades al desarrollo evolutivo del alumnado.
Por otra parte, la evaluación del propio Proyecto de Innovación Educativa estará supeditada, en primer lugar, al grado de consecución del objetivo general que sirve de motor a nuestro proyecto: la creación y puesta en marcha de una escuela ecológica, cuyos miembros combinen el pensamiento global con comportamientos y actitudes de cuidado y conservación de su entorno natural más próximo. Conseguir esto no es tarea fácil. Por eso la evaluación de nuestro proyecto formara parte de la evaluación del centro, y en ella estarán implicados tanto el Claustro de maestros/as como el Consejo Escolar. La idea que subyace a esto es que un proyecto que nace de la unión y el compromiso de todos los sectores de la comunidad educativa sólo puede ser evaluado por las personas y órganos que la representan.
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